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sábado, 23 de abril de 2022

PROYECTO FUTURA, RESCATANDO LIBROS PARA PROYECTO BIBLIOMOTO


El Proyecto Futura de la Provincia de Huarmey - Ancash - Perú, viene "Salvando libros", en el rastro de Zaragoza - España, con la finalidad de ser llevados a Perú, para el proyecto bibliotecario "Bibliomoto", ya contamos con una tonelada de libros, para ser llevados a su destino final. 

La Familia Futura viene haciendo el trabajo de "Rescate de libros" que son tirados a los cubos de basura, abandonados en el asfaltado de aquella feria zaragozana.

Cualquier apoyo o aporte voluntario para nuestro proyecto, nuestro numero es: +34 651 30 52 13 o escribirnos a los correos:

bibliomotohuarmey@gmail.com 

o al

proyectofutura2020@gmail.com


 

RESCATAR LIBROS, ES RESCATAR MUCHAS VIDAS


Cuando rescatas a un perro que se encuentra naufrago en medio de un torrente, estás salvando la vida de quien se dice “el mejor amigo del hombre”; cuando rescatas un animal de la vida turbulenta, despiadada y enferma que está viviendo, estás salvando una vida que tiene derecho a vivir, por más “animal” que sea; cuando van a derribar un árbol viejo, hay vecinos que la defienden para que no sea matado, arrancado de su lugar, porque un árbol por más viejo que sea, tiene vida y da sombra en verano y son capaces de absorber el CO2 de la atmosfera y darnos el oxígeno que necesitamos para vivir, actuando como sumideros naturales.  

No tengo la capacidad económica para comprar todos los libros que quisiera leer o tenerlos simplemente. El tiempo de vida que llevo trajinando por éste pasaje de desconsuelo y bendiciones, han existido circunstancias o momentos inesperados que me han caído como anillo al dedo, como maná del cielo y las he sabido aprovechar meticulosamente porque es la vida que me está diciendo, “no tienes, yo te doy”.

Una de esas circunstancias es haber conocido el rastro de la ciudad de Zaragoza, que difiere mucho del rastro de Madrid, que también la he visitado muchas veces, durante mis años de residencia en esa ciudad antigua y moderna a la vez, pero no me dio lo que el rastro de Zaragoza me está dando.

El rastro de Zaragoza, es un mercadillo algo así como una feria popular que hay en las provincias del Perú, una vez por semana, pero aquí se realizan domingos y miércoles, los domingos son más especiales, porque están los que no están los miércoles; el rastro de Zaragoza, se divide en dos áreas, la primera, venden ropas, zapatos y todo tipo de prenda de vestir y/o usar, pasando por perfumes, almohadas, frazadas, correas, etc. Y todo son nuevos; la segunda, los que venden cosas usadas, mayormente recogidos de los contenedores de basura o que dejan junto a él. Venden de todo, incluso llegué a ver una vez, un cinturón de castidad, una máquina expendedora de combustible, de esas que hay en los grifos de Perú. Son éstos, los de segunda mano, que no están los miércoles.

En el rastro de Zaragoza he llegado a encontrar una mina de libros, nuevos y usados, antiguos y actuales, que al cierre de ésta feria, alrededor de las 13 horas y media, los mercaderes empiezan a recoger sus productos, algunos son guardados, otros son desechados, abandonados en el asfalto o tirados en los contendedores de basura, entre esos desechados y abandonados, están los libros, es ahí cuando entro en escena, para rescatar los libros que son abandonados en el asfalto, en cajas o desparramados en el suelo o tirados en los cubos de basura, donde hay que hurgar entre otros enseres no vendidos y que son inútiles para el mercader que lo trajo  a vender al rastro.

Rescatar libros que serán triturados por el olvido y la muerte atroz en el vertedero zaragozano, es más que una acción solidaria, es salvar muchas vidas, muchas historias, hidalgos pensamientos, la cavidad más profunda del hombre, en realidad estamos evitando “no una, sino muchas muertes”, haciendo alusión a la única novela del escritor peruano Enrique Congrains Martín.

Salvar libros de la descabellada manía del hombre de tirarlos como si fuera cosa inútil, es la mejor complacencia que me irrogo en mi condición de humano, porque por más antiguo que sea un libro, en sus páginas hierve el pensamiento de un hombre, ya lo decía un texto periodístico sobre los clásicos, “lo más moderno es lo arcaico”.

Un libro tiene vida y verlo tirado en el asfalto, en la basura, es ahogar en las entrañas de la ignorancia a quien un día despertó la conciencia de quien se complació con su lectura, es quizá, la muerte de un buen amigo, de un compañero de muchas soledades, de alguien que te sacó de la ignominiosa acción de los dominantes, que nos quieren ver sumisos, sin acción ni reacción, ignorados e ignorantes; un libro cambia nuestras vidas, nuestro pensamiento, nuestras acciones y no es justo, que no sean rescatados, salvados, porque la vida que tuvo en la mano de su lector, la volverá a tener, cuando esos libros rescatados lleguen a su destino final, a la biblioteca del nuevo mundo como el de Hernando Colón, es decir, a Huarmey, la provincia que me vio nacer, donde regentamos un proyecto de lectura, con nuestra Bibliomoto, porque recordemos, por un libro seremos juzgados.