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domingo, 15 de marzo de 2009

POEMA QUE HABLA DE LA MUERTE DE UN JOVEN POETA



A Aldrin /


1988


I

Se enamoró de las hierbas que posiblemente había tocado
Sobre los escombros
Que se forman en las graves mañanas
Cuando uno es viejo y débil
Para la muerte.

Debes en cuando miraba la luna
Por la ventana insoluble de la casa,
Para derribar la noche y poblar las calles de aves,
Cuyos vuelos no ahoguen los pies de los hombres.
Escribía de la muerte como si fuese escultura propia
De sus ojos.
Con cantos interminables / alas blandas y raíces podridas.
Incendiaba la soledad.
Soledad con estilo y vuelo
Sembrando en imprevisibles niños de ojos tristes /
Como ángeles que duermen sobre viejos matorrales
De la ciudad.

II

No publicó,
Ni buscó comodidad en las antologías.
Simplemente escribió para derribar la noche y poblar
Las calles
De aves inconfesables.
Era como todos /
Netamente humano,
Matinalmente fúnebre, pensativo,
Gorrero de borrachos,
Matador de fábulas y decisiones oscuras.
Escritor de cartas y maldiciones.

Escribía como nadie
Lúcidos versos que llevaba en las manos o en los hondos
Bolsillos
Cuyo vacío apestaba a mugre y pobreza.
Ya nadie tiene un limpio rincón donde pueda ocultar
Modestos versos,
Descalzos como el ruido de la ternura
o como el silencio que destruye la corteza sedienta
de la noche.

III

Día a día le llegó Junio
Junio es el otoño sembrado en las pálidas bocas
Del invierno
Y el otoño un pedazo de calle destrozada por azucenas,
Por pálidos muchachos que escriben
Lascivas peroratas en las esquinas /
Donde fueron arrojados a velar el silencio.

Supo de tristeza /
De cuyas manos nacía la escritura como una palabra llena
De granizos.
Usaba la palabra para caminar
Y exiliarse de la muerte.

De juego en juego se hizo POETA /
Generalmente HOMBRE.